Vivir y Criar un niño Asperger: Un Día de Nuestra Vida, Entre Comidas, Retos y Emociones

Vivir y Criar un niño Asperger: Un Día de Nuestra Vida, Entre Comidas, Retos y Emociones

Cuando cree Educar y Respirar, lo hice para compartir experiencias reales, no solo las recetas bonitas ni los consejos ideales. Hoy quiero abrirte una ventana sincera a mi día a día como madre de un niño Asperger, porque sé que muchas familias viven algo similar… y a veces se sienten solas.


Cómo se nota el Asperger en su humor

Mi hijo es brillante, sensible, detallista. Tiene una memoria impresionante para temas que le apasionan y puede pasar horas concentrado en lo que le gusta. Pero su humor es frágil: pequeños cambios lo descolocan, sonidos fuertes lo irritan, una palabra mal dicha lo puede hacer estallar. Hay días que está alegre y tranquilo, y otros en los que parece atrapado en una tormenta interna que ni él mismo entiende.


Cómo comemos en un día

La alimentación antiinflamatoria es clave en casa. Evitamos gluten, lácteos y azúcar porque hemos notado que cuando los consume, sus crisis emocionales aumentan. Desayunamos tortitas de plátano y huevo, o gachas de avena sin gluten con semillas y frutas. A media mañana, fruta fresca o frutos secos. Comemos verduras, legumbres, pescado azul o pollo ecológico, arroz, boniato… Todo sencillo pero nutritivo. La merienda suele ser un batido casero o yogur vegetal con frutas. Y para cenar, algo ligero: crema de verduras, tortilla, hummus. Cuando mantenemos esta alimentación, su estado general mejora: duerme mejor, está más equilibrado.


Cómo es un día con él

El día arranca temprano, porque necesita saber qué va a pasar. Las rutinas son nuestro salvavidas. Si algo sale distinto, se frustra. Las salidas a lugares nuevos requieren preparación mental: le contamos qué haremos, quién estará allí, cuánto durará. En casa, el juego libre a veces se convierte en obsesión por un tema concreto; otras veces, estalla porque un hermano le tocó algo suyo. Yo intento contenerlo, pero a veces acabo igual de alterada.


Los recursos que usamos

No hemos recorrido este camino solos. Vamos al psicólogo para entender mejor sus emociones, darle herramientas y también recibirlas nosotros como familia. En casa usamos cuadros visuales: paneles donde anticipamos las actividades del día, para que sepa qué esperar. Hablamos mucho de emociones: ponemos nombre a lo que siente, buscamos cuentos, usamos juegos que ayudan a expresar lo que le pasa por dentro. También trabajamos mucho en anticipar los cambios para que no lo pillen desprevenido: avisarle con tiempo, contarle los detalles, darle margen para procesar.


Los retos de la maternidad

La maternidad ya es dura… pero criar a un hijo Asperger es un reto diario multiplicado. Las pequeñas cosas que otros niños hacen sin problema (esperar un turno, aceptar un no, adaptarse a un plan) para él son montañas. Y para mí, como madre, es agotador: porque tengo que estar siempre disponible emocionalmente, porque sus necesidades absorben mucha energía, porque a veces siento que no puedo más.


Sus frustraciones, regular sus emociones… y las mías

Cuando algo no le sale, la frustración es inmensa: llora, grita, golpea, se siente incapaz. Yo intento respirar profundo, ponerle palabras a lo que siente, enseñarle poco a poco que puede calmarse. Pero hay días que no puedo. Hay días que yo también lloro, me desbordo, me siento mala madre. Porque ¿quién regula a la madre cuando ella está agotada?


Lo difícil que es (y lo que nadie te dice)

Lo más difícil no es el diagnóstico ni las etiquetas. Lo más duro es la soledad. Es preguntarte cada noche si lo estás haciendo bien, si estás ayudando de verdad. Si tus nervios y ese grito le marcará. Es reconocer que estás cansada, que te duele el cuerpo, que necesitas espacio… y saber que igual mañana te levantarás y lo volverás a dar todo.


No escribo esto para que nadie me admire. Lo escribo porque quiero que otras madres sepan que no están solas. Que criar a un niño neurodivergente es duro, agotador, pero también es transformador. Ellos nos enseñan a mirar el mundo desde otra perspectiva, nos obligan a crecer, a romper estructuras, a ser más flexibles y, al mismo tiempo, más fuertes.

No debemos compararnos con nadie, cada una tiene su propia maternidad y su propia circunstancia. No sabemos lo que tiene cada uno en su casa, ni nos debería interesar. 
Tampoco estamos para dar pena a nadie porque no hay motivo. No siento que tenga mala suerte ni nada parecido.

Una vez me dijeron, “qué pena, la verdad que no valoramos lo que tenemos” Como explicando que ella tenía unos hijos sanos y no lo valoraba, dando por sentado o insinuando que yo no tuve suerte con el mío… son conversaciones que sobran. 

Si tú también vives algo parecido, aquí estamos: juntas, respirando.

A continuación te voy a dejar algunos recursos que nos ayudan en el día a día:


A lo largo de este camino hemos ido probando herramientas, libros y materiales que nos hacen la vida un poquito más fácil. Aquí te comparto algunos:


Libros para entender y acompañar:


  • El cerebro del niño de Daniel J. Siegel → Para entender cómo funciona su mente y cómo regular emociones.
  • Cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen de Adele Faber → Herramientas prácticas para la comunicación diaria.
  • Los libros de Juan Martos → Específico para padres que quieren entender mejor este perfil.


Juegos y materiales para trabajar emociones:


  • Tarjetas de emociones: las usamos para ponerle nombre a lo que siente, elegir una tarjeta y hablar de ella.
  • El dado de las emociones: lo lanzamos y hablamos de una situación donde sintió eso.
  • El frasco de la calma (botella sensorial): para esos momentos en que necesita regularse visualmente.



Apps útiles:


  • Pura mente.

 

Herramientas visuales:


  • Cuadros de rutinas: un panel simple con dibujos o fotos donde organizamos lo que haremos ese día.
  • Relojes visuales: nos ayudan a marcar tiempos (cuánto falta para salir, cuánto queda de juego, etc.).
  • Semáforo de emociones: verde (tranquilo), amarillo (agitado), rojo (desbordado), para que él mismo aprenda a identificar cómo está.



Apoyo externo:


  • Psicoterapia: no solo para él, también para nosotros como padres. Es fundamental contar con un espacio para sostenernos emocionalmente.
  • Grupos de apoyo: conectar con otras familias en situaciones similares da fuerza, comprensión y compañía.
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